Tan sólo mirando hacia arriba podremos andar por este mundo sin tropezar.

lunes, 22 de octubre de 2007

Sea donde sea que estemos, sigamos mirando a Jesús

Mateo 8:24

"Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía"

Este texto me confirma en dos ideas:

- Seguir a Jesús no significa que no vaya a haber tormentas en nuestra vidas sino más bien nos las garantiza.
- Se puede "dormir" en medio de la tempestad.

Quizá no lo percibimos porque estamos acostumbrados pero yo siento que, si no un temporal como el que describe el texto, estamos viviendo ya en "marejada" permanente. Este mundo se bambolea de un lado para otro y, el que no está vomitando por la borda del barco, está agarrado a lo primero que pilla para no caerse y asustado por lo que pueda pasar en el futuro.

Los que amamos a Jesús nos sorprendemos de verle ahí, tumbado durmiendo plácidamente. Los que amamos a Jesús deseamos sentir la misma paz y seguridad que él siente. Los que amamos a Jesús y le conocemos un poco sabemos que esa seguridad viene de una confianza plena en la providencia de su Padre. Los que amamos a Jesús queremos imitarle en todo y, como no, tener esa misma relación de confianza con el Padre. Los que amamos a Jesús estamos seguros de que el Espíritu obrará en nosotros tanto el querer como el hacer porque nos lo ha prometido.

Algunos ya están durmiendo con él en la proa, otros aun estamos de pie en el barco intentando sobrevivir al temporal o agachados en la cubierta caminando con esfuerzo hacia él para recostarnos a su lado. Sea donde sea que estemos, sigamos mirando a Jesús que es el único punto de referencia válido en esta tormenta. Amen.

Un abrazo,

Roberto.

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