Tan sólo mirando hacia arriba podremos andar por este mundo sin tropezar.

martes, 16 de octubre de 2007

Confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón


"Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio." Sal 61

Existen al menos 70 variedades conocidas de girasoles. Desde los más pequeños de escasos centímetros de diámetro hasta los majestuosos de corola grande y tamaño colosal. Pero en lo que todos los girasoles coinciden es en que necesitan del sol para vivir. Toda su vida es un continuo andar tras la luz del sol (de ahí su nombre). Giran todos juntos, siguiendo el recorrido del astro rey desde el alba hasta el atardecer. Y al sol no le importa cual es el tamaño del girasol que lo sigue. Le alimenta con su calor y energía igualmente. Debe sonreír al ver tal legión de seguidores que no apartan su mirada de él.

Así también nosotros somos diferentes en forma, pensamiento y capacidad. No hay mayores ni pequeños ante el Sol de Justicia que es Jesús. Nos ilumina a todos por igual, y lo único que tenemos que hacer es no perderlo de vista. Seguirle dondequiera que vaya. Dejarnos guiar por él y alimentarnos constantemente con su amor y poder. Tan sólo así, a pesar de continuar "atados" a el suelo, podremos fijar nuestros ojos en el cielo y crecer en su conocimiento y en su paz. Así podremos reflejarle y pase lo que pase a nuestros pies tener los ojos fijos en el cielo.

"Hoy quiero ser como un girasol, Jesús, quiero seguirte dondequiera que vayas y no apartar mis ojos de ti. ¿Dónde voy a ir si no? ¿A quién voy a seguir sino a ti?."

Feliz día con Jesús.

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