Los hijos de Dios son sus representantes en la tierra y él quiere que sean luces en medio de las tinieblas morales de este mundo. Esparcidos por todos los ámbitos de la tierra, en pueblos, ciudades y aldeas, son testigos de Dios, los medios por los cuales él ha de comunicar a un mundo incrédulo el conocimiento de su voluntad y las maravillas de su gracia. El se propone que todos los que participan de la gran salvación sean sus misioneros. La piedad de los cristianos constituye la norma mediante la cual los infieles juzgan al Evangelio. PP[128]
Me apasiona la idea de que somos instrumentos en las manos de Dios. ¡Qué hermoso privilegio el poder participar de esta labor realmente encomiable! Con trascendencia eterna y de resultados realmente maravillosos. Si observamos la frase final del pensamiento seremos capaces de entender el orden de prioridades del Cielo. El evangelio (las buenas noticias) a traves del amor y la piedad será lo único que nos abrirá las puertas hacia los corazones de aquellos a los que queremos llegar. Esta forma de actuar no coincide con nuestra personal y humana forma de pensar. Pensamos que es a través de la instrucción y /o la imposición.
Pero es que Él es Dios y nosotros no. Quizás es que las cosas del espíritu hay que discernirlas espiritualmente....
No hay comentarios:
Publicar un comentario