Tan sólo mirando hacia arriba podremos andar por este mundo sin tropezar.

miércoles, 27 de junio de 2007

En el mundo habréis de sufrir; pero tened valor, pues yo he vencido al mundo


Dios susurrará. Gritará. Tocará y forcejará. Nos despojará de nuestras cargas; y aun nos quitará nuestras bendiciones. Si hay mil pasos entre nosotros y Dios, Él los dará todos, menos uno. A nosotros nos corresponderá dar el paso final. La decisión es nuestra.Por favor, entendamos. Su meta no es hacernos felices. Su meta es hacernos suyo. Su meta no es darnos lo que queremos; es darnos lo que necesitamos. Y si eso significa una o dos sacudidas para que volvamos a nuestros asientos y nos abrochemos el cinturón, lo hará. La molestia terrenal es un agradable cambio para la paz celestial. Jesús dijo:

En el mundo habréis de sufrir; pero tened valor, pues yo he vencido al mundo” (Juan 16.33).

No me lo imagino hablando así con una sonrisa maquiavélica en la comisura de los labios, sino con la firmeza y el convencimiento de que habrá de ser así por causa de nuestra dureza de corazón. Pero al mismo tiempo lo dice con la cabeza media levantada y los ojos entornados, como quien conoce el final desde el comienzo de la escena y lo recrea en su mente. Sabiendo que ya venciste. Ese es nuestro Señor. Nuestro creador. Podía haber elegido ser médico y descubrir las curas a todas las enfermedades. Podría haber elegido ser maestro y dedicarse a educar las mentes y enseñarnos como hacerlo bien. Podía haber sido filósofo y dar el verdadero significado y sentido a todo pensamiento y acción. Pero no eligió nada de eso. Se convirtió en SALVADOR. La labor y obra mayor que pueda existir.... ¿Te apetece andar en sus huellas?

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